Aunque hay varios artículos científicos más sobre becada en los inicios del siglo XX, continuamos las publicaciones del blog exponiendo una ampliación de la primera entrada que publicamos. De nuevo es un trabajo de S.R. Douglas llamado: Further results of Col. Wilfrid Ashley’s Experiment on marking woodcock in the West of Ireland” (Proceedings of the Zoological Society of London, 1929 (99-2): 271-275)
Castillo familiar del Coronel W.W. Ashley en Classiebawn
Es continuación del anterior trabajo en el que el Coronel W.W. Ashley se propuso conocer los movimientos migratorios de becadas nacidas en el noroeste de Irlanda a través del anillamiento de pollos nacidos en el condado de Sligo, donde se asentaba su finca familiar de Classiebawn.
En este segundo periodo se recogen los resultados de becadas anilladas entre 1917 y 1928, totalizando 327 ejemplares. Mantienen el ritmo de anillamiento de 50 becadas al año entre 1917 y 1920, oscilando el número de anilladas entre 1921 y 1928 entre 10 y 31 y no anillando ninguna en 1923. Los resultados más reseñables son que de las 37 recuperadas en este segundo periodo (9 de las cuales habían sido anilladas en el estudio anterior) nuevamente la mayoría lo fueron en las inmediaciones de donde fueron anilladas, seguidas por las que fueron recuperadas a distancias intermedias de 40-60 millas, siendo las más lejanas una recuperada en las Landas francesas y otra recuperada en las inmediaciones de Oslo.
Eso supuso que en los 18 años discurridos entre los dos trabajos se anillaron un total de 658 becadas jóvenes, de las cuales se recuperaron 92, la mayoría de ellas, 82 (un 89,13%) en las inmediaciones de donde fueron anilladas, 6 (un 6,52%) en el resto de Irlanda y tan solo 4 (4,35%) fuera de Irlanda.
De todas las becadas recuperadas, únicamente una de ellas fue recapturada en un anillamiento posterior y se volvió a liberar con doble anilla. Había sido capturada por primera vez como pollo en 1911, se recapturó en la propia finca de estudio en 1915 como adulta con pollos y finalmente fue cazada en la finca en 1922.
También interesante resulta que en este trabajo encontramos las primeras referencias a la longevidad de las becadas a través de las recuperaciones de los ejemplares anillados, puesto que todos se anillaban como pollos nacidos en el año. La mayoría de las becadas que se recuperaron lo fueron en el mismo año de anillamiento o en el siguiente, siendo minoría las que llegaban a los tres años. La primera referencia llamativa de longevidad la dan sobre un pollo anillado en 1910 y cazado en noviembre de 1918 en la propia finca. Le sigue en longevidad la ya citada que se capturó en 1911, se reanilló en 1915 y fue cazada en 1922, lo que marcaba un hito con 11 años de supervivencia. Sin embargo, el récord de longevidad lo marcaría una becada anillada en 1912 y recuperada en marzo de 1924 encontrada muerta en un alambre de espino de la propia finca.
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